jueves, 17 de marzo de 2011

maternidad revolucionaria


Hace unas semanas que retomè La maternidad y el encuentro con la propia sombra, de Laura Gutman
Es que habìa pensado que podìa resolver el problemita de Gaia para dormir, por llamar su sueño liviano de alguna manera, sacàndole le teta. Quizà asì dormirìa toda la noche, en su cama... Me dije, "bueno, voy a ver que dice el libro, còmo puedo hacerlo..."
Pero enseguida pensè que lo ùnico bueno que le puedo dar a mi hija en este momento es la teta. Hoy por hoy, lo ùnico que hago bien como mamà es darle la teta.
Encontrè este artìculo, divino, dulce, real, amoroso, que comparto con todas y dedico a Jimena, mamà de dìas, a Melisa, que no se si su bebè estarà en brazos o en panza y a Lucìa y su Leòn. 

Muchas veces las mamàs queremos pronto volver a tener "nuestras vidas". Ese es el error, pensar que lo que nos pasa, pasarà, y que luego de "eso" todo va a volver a la normalidad, a ser como antes...

Ampliaremos

La revolución nuestra de cada día.
La nuestra es una revolución silenciosa, amorosa y pacífica. Es una revolución doméstica, en el sentido más sublime del término. Es un cambio cotidiano, permanente, cariñoso, tierno y compartido.
Hacemos la revolución cada mañana cuando despertamos sudando envueltas en el cuerpo del niño pequeño. Cuando la divinidad femenina se hace presente a través del alimento que ofrecemos. Cuando organizamos los rituales familiares de comida, baño, limpieza, orden, palabras, explicaciones, verdades nombradas, diálogos abiertos, comprensiones compartidas y sueños soñados.  Cuando somos anfitrionas de las celebraciones. Cuando cada día compartido y cada noche de descanso hacen parte de la  nutrición afectiva. Cuando brindamos porque estamos vivos. Cuando el poder susurrante del agua nos adormece, y el poder hipnótico del fuego nos vitaliza.
Las madres hacemos la revolución cuando recuperamos nuestros rituales ancestrales, cuando defendemos los espacios íntimos, cuando hacemos silencio, cuando recordamos que somos la Tierra y que somos el Cosmos. Cambiamos el mundo cuando conservamos el valor sagrado que tienen los pequeños actos de intercambio humano.
La revolución de las madres acontece cuando nos dejamos fluir por la energía de las trece lunas de cada año. Cuando nutrimos, alimentamos, sanamos, atendemos, esperamos y estamos abiertas y receptivas para con los demás.
No importa que hayamos tenido vidas difíciles. Cada día es una nueva oportunidad  para mirar a un niño, y saber que está deseoso de alimentarse con nuestra sustancia materna. Tampoco importa si se trata de un hijo propio o un hijo ajeno, porque ellos siempre permanecerán receptivos a los cuidados amorosos. Todos los niños saben que existe un ámbito generoso y caliente latiendo en el corazón de cada madre, potencialmente útil y nutritivo para ellos.
Laura Gutman – Fragmento del libro “La revolución de las madres”

 nuestra primera vez, en toda nuestra vida... a solas

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